UC - Críticas
| Países: USA y Alemania. Año: 2011. Duración: 91 min. Género: Drama. Dirección y guion: Miranda July. Producción: Gina Kwon, Gerhard Meixner y Roman Paul. Música: Jon Brion. Fotografía: Nikolai Von Graevenitz. Montaje: Andrew Bird. Diseño de producción: Elliott Hostetter. Vestuario: Christie Wittenborn. Distribuidora: Golem. Estreno en España: 16 Diciembre 2011. |
Interpretación: Hamish Linklater (Jason), Miranda July (Sophie), David Warshofsky (Marshall), Isabella Acres (Gabriella), Joe Putterlik (Joe), Angela Trimbur. |
EL VACÍO DE LA MADUREZ
"El Futuro" es el segunfo film de la artista multidisciplinar Miranda July, aquí encargada del guión, la dirección, el personaje principal y la voz en off de un gato. Su primera obra, "Tú, yo y todos los demás" tuvo una buena acogida crítica a nivel de festivales y era una comedia "indie" que yo no acogí con el mismo entusiasmo en su momento. En esta segunda obra, un drama sobre treintañeros abocados al abismo del compromiso y la responsabilidad, esperaba encontrarme con un producto más maduro que corrigiera los defectos que no me hicieron disfrutar de la primera. Sin embargo, parece que estos se han acentuado.
Sophie y Jason son extraños de la misma forma que cualquier pareja es extraña cuando está sola. Viven en un pequeño piso en Los Ángeles, odian sus trabajos y dentro de un mes adoptarán a un gato callejero llamado Paw Paw. Como si se tratara de un recién nacido, necesitará que le cuiden las 24 horas del día: puede que muera dentro de cinco meses o que viva seis años. A pesar de sus buenas intenciones, la idea de perder la libertad les aterra a ambos y por eso deciden dejar el trabajo y abandonar Internet para lanzarse tras sus sueños. Sophie quiere crear un baile y Jason quiere dejarse guiar por el destino. Pero a medida que pasan los días, Sophie se siente paralizada y humillada. En un momento de desesperación, llama a Marshall, un hombre de carácter firme de 50 años al que apenas conoce y que vive en el Valle. En este mundo aburguesado, no tiene que ser ella misma. Mientras siga allí, nunca volverá a verse obligada a intentarlo (y a fracasar). Sophie y Jason viven en dos realidades diferentes, vacías y aterradoras. Ahora deberán reencontrar el tiempo, el espacio y sus almas si quieren volver a casa.
No se puede negar que el trabajo de July es personal y aborda temas recurrentes en el cine desde un punto de vista diferente, lo que es de agradecer, pero me sobra ese halo de existencialismo algo pedante y demasiadas veces gratuito de su historia. July crea un drama intimista donde tiene cabida incluso lo sobrenatural o si se prefiere mágico, así por ejemplo, el narrador es un gato, hay una conversación con la Luna, un personaje puede detener el tiempo... todos ellos son elementos metafóricos para buscar el particular y peculiar punto de vista de su autora, pero aunque algunos resultan creativos y originales, otros son cansinos y pretenciosos.
El resultado es un drama pesado sobre unos personajes en crisis personal, totalmente reconocible, pero cuyas motivaciones y reacciones a veces se nos escapan entre la amalgama de pirotécnica poética que les acompaña. Es de esas películas que funcionaría mejor como cortometraje, por lo que cuenta y por los recursos que emplea para hacerlo. Eso sí, pese a sus defectos, la mirada de July ofrece algunos momentos rescatables en el retrato de la soledad de sus personajes y la manera de afrontar la vida que se supone que deben vivir al llegar a determinada edad. En ese sentido, destacan por ejemplo la escena en que la vida de las amigas de July pasa por delante de ella en una sóla secuencia mientra la suya sigue inalterable, la utilización del gato herido como narrador mientras espera iniciar su nueva vida con la pareja adoptante o el extraño baile de July en el interior de una camiseta, etc. Momentos que funcionan de forma independiente, pero que en el global de la historia se pierden entre el abatimiento del espectador.
